Hoy he tenido una tarde nostálgica, me he dado una vuelta por la catedral. He hablado con mi madre del alma, Nuestra Señora de la Soledad, visita que intento que sea diaria. Al salir me dio por sentarme en un banco en el campo San Francisco. Al mirar hacia el convento de las Madres Adoratrices, me vino el recuerdo de cómo pudiera haber sido la plaza de toros que allí se situó, como seria aquella fiesta.
Al mirar lo que pudo ser la puerta grande, tuve el recuerdo de la puerta grande más bonita que he visto yo en mi vida, bueno, hay unas cuantas pero la que voy a recordar me dejo marcado por lo que significaba, por quien la abrió y porque se abrió.
Se fue de repente, de arrebato, ¿¡cómo si no!? Una torería más por su parte. Se fue uno de los toreros que más me ha motivado a ser aficionado. Torería dentro y fuera de la plaza. Con él vi mi primera corrida en la Real Maestranza de Caballería. Cartel inmejorable para mi debut en la plaza que más sueños pueden levantar. Padre e hijo junto con Salvador Vega y como no con mi inseparable y amada Beatriz
La salida a hombros a la que me refiero fue sin cortan ningún apéndice, más bien escuchó pitos, porque a si lo dictó Dios. Tenía que ser en su Sevilla del alma. En el albero traído de Alcalá de Guadaira, alfombra sin igual para pintar sobre él un esbozo artístico sin igual. Una obra de arte que marcaría historia. A ella cuando, emocionados sin saber porque y de repente saltaron todos los matadores de toros más importantes del escalafón del momento. Mira tú por cuanto esos matadores de toros, muy del gusto del su sevillanía querida.
Otro día contaré la razón del arrebato torero y de rabia que llevo al maestro a retirarse. Pero hoy me quedo y quiero compartir con vosotros el instante en el que su hijo salto al ruedo para cortarle la coleta al padre que en ese momento era el más grande de los toreros. Entre dudas y disgusto, emoción, una cantidad de sentimientos y locuras, de sensaciones. Cuidadosamente le quito el añadido a un maestro de la tauromaquia actual. Fiel seguidor del Maestro Ordóñez.
Tarde mágica de la feria de Abril, escogida. Toros de Fermín Bohórquez para Pablo Hermoso de Mendoza, dos toros de Alcurrucen para José Maria Manzanares y dos novillos de Zalduendo para Cayetano Rivera Ordóñez. Tarde mágica lo mejor de cada escalafón.
Aquella tarde me sentí vació, se fue con quien soñé jugando al toro. Ese cambio de manos magistral marca de la casa que rememoré el día que más a gusto me encontré con una vaca, sintiéndome el más grande. José Maria Dols Abellán para mí ha sido una musa dentro del toreo.
A continuación pego la crónica de aquella tarde.
Nunca una Puerta del Príncipe se abrió por un bagaje. Una actuación en blanco, dos faenas de broncas y de pitos. Para un segundo mansito y manejable masacrado en una suerte de varas de tres puyazos, con una lidia horrorosa en banderillas y con un pitón derecho que el maestro ni quiso ver y que abrevió con la espada ante una bronca de muy señor mío, y un quinto noble toro con dulce embestida y al que le propinaron unos pases cariñosamente jaleados a media altura, y un gran pase de pecho para matar de pinchazo y media.
La Puerta Grande de
la Maestranza de Sevilla se abrió de par en par por obra y gracia de Morante de
la Puebla y de Padilla, pero éste era el final de una tarde llena de los sentimientos más puros. Una tarde de toreo frío y ausente de arte, una tarde en la que el maestro Manzanares en un arrebato (como el que en otra tarde ejecutara en Jerez el maestro Paula) se fue al tercio y solicitó a su hijo, él también matador de toros, le cortase la coleta
Como recoge la foto el hijo retiró el añadido mientras sus ojos dejaban escapar unas lágrimas que acabaron en llanto irreprimible. El público puesto en pie le ofreció el mayor y más sentido de los aplausos a una determinación no prevista, a una reacción.
Mientras toreaba Cayetano el sexto de la tarde y que brindó al maestro, como si se estuviera maquinando algo, los móviles empezaron a divulgar la retirada del maestro Manzanares. Cayetano a quién el publico le regaló de nuevo otra oreja invitó al maestro a que diera la vuelta al ruedo con él, cosa a la que no accedió limitándose a salir para saludar inicialmente, pero fue tal la presión que ejerció el público con su aplauso que obligó al maestro a acompañar a Cayetano en su vuelta al ruedo. Pero aquí empezó el lío. Padilla saltó al ruedo y tomó al maestro a hombros, resistiéndose, y emprendió junto a Cayetano la vuelta al ruedo, y saltó Ponce para arropara al torero y saltaron Espartaco, Litri, Morante, Antonio Barrera, Rivera, El Cid, El Tato y otros toreros que se turnaron y compartieron esa vuelta al ruedo llevando al maestro sobre sus hombros.
A hombros de Padilla, detrás Ponce y Morante.. | A hombros de Rivera |
Sobre Padilla con Espartaco, Litri, Barrera, Morante, El Cid... | A hombros de Morante, Padilla jaleando al maestro.... |
Todo el público asistente puesto en pie estuvo tocándole las palmas por más de cinco minutos seguidos, unos no pudieron reprimir las lágrimas, otros permanecieron posesos recordando la trayectoria del maestro Manzanares que lamentablemente esa tarde no mostró pinceladas del mejor de los cuadros taurinos, lo cierto de todo esto es que los toreros quisieron darle a Manzanares un reconocimiento a su carrera y su buen hacer y solicitaron la salida por la Puerta del Príncipe.
El Presidente se negó a abrirla sin trofeos y en éste intercambio de intenciones y antes de que el Presidente finalmente lo autorizara, Morante y Padilla, por la fuerza de la convicción y a empujones lograron abrir la doble puerta permitiendo la salida a hombros de sus compañeros. Manzanares ante éste gesto de sus compañeros se tiraba para atrás queriéndose bajar, y éstos lo empujaban hacia arriba para que de nuevo se incorporara, incluso Cayetano, bajándose, se incorporó al grupo y salió como un aficionado más jaleando al torero.
Era un reconocimiento a una carrera, a una historia del toreo que era premiada con la Puerta del Príncipe........ era una tarde de toros, tal vez para olvidar, incluso la actuación discreta de Hermoso de Mendoza, pero aquél público puesto en pie jamás olvidará esa tarde en la que el maestro Manzanares por decisión propia, y rompiendo sus otros compromisos incluso con fuerte tono de discrepancias con Lozano, se retiró del toreo activo tras tomar al alternativa en Alicante el 24 de Junio de 1971 lidiando a “Rayito” de Atanasio Fernández, cedido por Luís Miguel Dominguín, teniendo por testigo a S.M. “El Viti”
Nadie había abierto una Puerta del Príncipe con bronca a su toreo y sin trofeos, nadie, ...........excepto José Maria Dols Abellán “Manzanares” ésta tarde del lunes 1 de Mayo, día del trabajador, en la 17ª corrida de abono en la que lidió al toro de Alcurrucén de nombre............
...y salió por la puerta del Príncipe aupado por los toreros...