Sabor añejo en Toro.

Soñar es gratis, y más en mí que, gracias al Señor, estoy bien surtido de sueños y fantasía, en definitiva bien cargado de Sentimientosylocuras.
Después de una semana tan cargada de trabajo que apenas me ha dejado horas para descansar llegaba ayer mi amigo Agustín de Vitigudino, lugar donde nacen los grandes de corazón y tauromaquia eterna, (por cierto decir que da gloria bendita hablar con él de toros, buen conocedor y aficionado de los buenos). Pues bien emocionado me comentó que Don José Antonio sería el encargado de estrenar la reciente restauración del la grandiosa plaza de toros de Toro.
Así no suena, pero os aseguro que cuando me lo dijo el tañir de las campanas de mi sentimiento me despertaron rápidamente.
¡Que me dices Agustín!

Es una plaza preciosa, yo la conozco por la exquisita pluma de Ana Pedrero que en la revista de Cuadernos de Tauromaquia dejo bien claro la historia y la preciosa estampa que tiene esa Plaza. Magia desprende sus tablas y balconadas. Sabor añejo y mira mira. Quien mejor que Don José Antonio para abrirla después de un montón de años de olvido.


La han restaurando pero en sus tablas sigue ese aroma viejo, antiguo, y como digo soñar en fácil en mi esta noche he visionado una faena perfecta de empaque en esa plaza.
He visto en sus balcones mantones cargados de infinitos bordados con flores que aparentemente sobresalían de las preciosas telas.

En el piso de plaza Don José Antonio, con un silencio que daba miedo, publico espectante con ganas de ver torear de verdad. Torear como nuestros abuelos nos han contado.
En definitiva como Dios Manda y como no me duele en prendas decir que el toreo puro, eterno y autentico como lo ejecuta Don José Antonio no tiene comparación que mejor marco para que sea ese coso de tablas añejas de madera en el que el binomio perfecto se ejecute.

Nada más despertarme del sueño me levanté y me senté en mi mesa para que de mis manos pudiera seguir soñado. Desde mi más humilde sinceridad aquí os lo dejo.