Copio y pego "Desde el Callejon"
- Víctor Puerto (Verde Manzana y Oro): Silencio en el que abría plaza y Dos orejas del cuarto.
- José Antonio ”Morante de La Puebla” (Ciruela y Oro): Ovación en su primero y Gran ovación, con saludos en los medios, en el quinto.
- Miguel Ángel Perera (Lila y Oro): Dos orejas en el tercero y Oreja en el que cerraba plaza.
Con casi dos tercios de entrada y en agradable tarde primaveral, se ha celebrado en Puertollano la corrida de su Feria de Mayo. Se han lidiado reses de Carlos Charro, que sustituían a las anunciadas inicialmente de Murube, y que han resultado desiguales de juego y de adecuada presentación, destacando sobre todos tercero y cuarto, que fueron nobles y colaboradores.
Volvía, más seriamente, a los ruedos el paisano Víctor Puerto, que no encontró enemigo en su primer toro, ya que anduvo rajado desde los inicios además de mostrar sus casi nulas fuerzas. En el cuarto de la tarde Puerto realizó una faena larga y extensa a un toro de mucha clase y muy dulce, que embestía casi andando. Hubo pasajes de la faena de gran valor, pero en la mayoría de su labor muleteril no acabó de acoplarse al astado. A este torero le hacen falta enemigos con más motor.
Llegaba Morante con ganas de la última corrida de la Feria de Abril, en la que arrancó una faena a un toro por el que nadie daba un céntimo. Llegó el de La Puebla del Río, y se estrelló contra un burel sin nada de fuerzas y mucho menos ganas, consiguió sacarle un par de series por la derecha de mucho lucimiento, pero que no calaron en los tendidos por la poca clase del toro. Y salió el cuarto, y se confirmaba en el coso polivalente de Puertollano, que José Antonio pechó con el peor lote. Salió un toro, con arrancadas de manso, al que Morante supo bajarle los humos embebiéndolo en el percal y llevándolo toreado de pitón a rabo con verónicas de mentón hundido en el pecho. Llegó al caballo y el toro se vino a menos. Comenzó Morante a sobar al burel pegado a tablas, para terminar sacándoselo a los medios de manera muy torera. Allí, en los medios, consiguió embeber al toro en la muleta, enseñarle a embestir, para después torear con mucha enjundia y torería. Dejando pasajes de torería añeja, jugando con él sobre los pies. Malogró una faena de dos orejas con los aceros, con los que estuvo verdaderamente mal. Aún así, lo mejor de la tarde los vimos de su percal y franela. El público le tributó una gran y sonora ovación que el Torero saludó desde los medios montera y capote en manos.
Y llegó el ciclón de La Puebla -pero del Prior-, y con sus banderazos, y derechazos con tiralíneas hizo las delicias de quién no sabe verlo. Hubo series verdaderamente bien traídas y rematadas, sobre todo con la mano derecha, pero en líneas generales el ventajismo se apoderó de él, citando con el pico y despidiendo la embestida de su enemigo hacia fuera. Y así fueron las dos faenas, cimentadas en la mano derecha, la primera a un toro que fue el mejor de la corrida, que embestía como un auténtico carretón, y la segunda a un toro de similares características, pero con menos motor, lo que llevó a que la faena se viniera abajo antes.
La gente aunque tuvo que aguantar, toros justos de presentación, faenas pasadas de rosca, ventajismos y demás cosas… se divirtió, aunque podía haberlo hecho más, porque una cosa quedó clara en Puertollano: “la suerte de la fea, la guapa la desea”
Fotografía: Ernesto Naranjo
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